A Delia, de tan sólo 5 años, le comenzaron a brillar los ojos de emoción. Ahí estaba. Era la primera vez que la veía en directo. La Ópera de París. Después de ver tantas y tantas veces la película de Ballerina, por fin conocía ese lugar que tanta ilusión le hacía visitar. Al igual que a la protagonista, Felicia, a esta pequeña le apasiona el ballet. Y así es como nos lo cuenta nuestra compañera, Ana, delegada del Centro de Servicio de Plasencia, quien nos relata algunos de sus mejores viajes y lo especial de cada uno de ellos. El de París con su hija es uno de los primeros de su lista.

Fue el año pasado cuando decidió hacer este viaje acompañada de su hija y un grupo de amigas. “Era el primero que hacíamos sólo “de chicas” y fue una experiencia que siempre recordaré con emoción, sobre todo, por ella”, explica Ana, quien cuenta orgullosa cómo disfrutaba Delia del ballet en la capital francesa, como si fuera un adulto más. “¡Y es que la niña no pone pegas (sino todo lo contrario) a las casi 4 horas que puede durar el espectáculo!”, recalca.

“En Plasencia tampoco nos perdemos una y cada vez que viene el Ballet Ruso allá que vamos nosotros“, afirma entre risas. Y de tal palo tal astilla. Madre e hija también comparten su pasión por viajar: “Es una experiencia muy gratificante, aprendes mucho y cuando pasa el tiempo y lo recuerdas, como yo ahora, te provoca una sensación única de felicidad”.